domingo, 2 de septiembre de 2018

Sigmund Freud

Biografía

Sigismund Freud, que a los veintidós años habría de cambiar ese nombre por el de Sigmund, nació en Freiberg, en la antigua Moravia (hoy Príbor, República Checa), el 6 de mayo de 1856. Su padre fue un comerciante en lanas que, en el momento de nacer él, tenía ya cuarenta y un años y dos hijos habidos en un matrimonio anterior; el mayor de ellos tenía aproximadamente la misma edad que la madre de Freud -veinte años más joven que su esposo- y era, a su vez, padre de un niño de un año. En su edad madura, Freud hubo de comentar que la impresión que le causó esta situación familiar un tanto enredada tuvo como consecuencia la de despertar su curiosidad y aguzar su inteligencia.
En 1859, la crisis económica dio al traste con el comercio paterno, y al año siguiente la familia se trasladó a Viena, en donde vivió largos años de dificultades y estrecheces, siendo muy frecuentes las temporadas en las que, durante el resto de su larga vida (falleció en octubre de 1896), el padre se encontraría sin trabajo. Aunque siempre detestó Viena, Sigmund Freud residiría en esta ciudad hasta un año antes de su muerte: pese a la intercesión de Roosevelt y Mussolini, en junio de 1938 se vería obligado por su condición de judío (sus obras habían sido quemadas en Berlín en 1933) a emprender el camino del exilio hacia Londres como consecuencia del Anschluss, la anexión de Austria al proyecto pangermanista de la Gran Alemania, preparada por los nazis con ayuda del canciller austriaco Arthur Seyss-Inquart y sus prosélitos.

Freud hacia 1891
La familia se mantuvo fiel a la comunidad judía y sus costumbres, aunque no fue especialmente religiosa; al padre cabe considerarlo próximo al librepensamiento, y el propio Freud había perdido las creencias religiosas ya en la adolescencia. En 1873, el joven Freud finalizó sus estudios secundarios con excelentes calificaciones. Había sido siempre un buen estudiante, correspondiendo a los sacrificios en pro de su educación hechos por sus padres, que se prometían una carrera brillante para su hijo, el cual compartía sus expectativas. Después de considerar la posibilidad de cursar estudios de derecho, se decidió por la medicina, aunque no con el deseo de ejercerla, sino movido por una cierta intención de estudiar la condición humana con rigor científico.
Entre la medicina y la investigación
A mitad de la carrera tomó la determinación de dedicarse a la investigación biológica, y de 1876 a 1882 trabajó en el laboratorio del fisiólogo Ernst von Brücke, interesándose en algunas estructuras nerviosas de los animales y en la anatomía del cerebro humano. De esa época data su amistad con el médico vienés Josef Breuer, catorce años mayor que él, quien hubo de prestarle ayuda, tanto moral como material. En 1882 conoció a Martha Bernays, su futura esposa, hija de una familia de intelectuales judíos; el deseo de contraer matrimonio, sus escasos recursos económicos y las pocas perspectivas de mejorar su situación trabajando con Von Brücke hicieron que desistiese de su carrera de investigador y decidiera ganarse la vida como médico, título que había obtenido en 1881, con tres años de retraso.
Sin ninguna vocación por el ejercicio de la medicina general, resolvió sin embargo adquirir la experiencia clínica necesaria para alcanzar un cierto prestigio; desde julio de 1882 hasta agosto de 1885 trabajó como residente en diversos departamentos del Hospital General de Viena, decidiendo especializarse en neuropatología. En 1884 se le encargó un estudio sobre el uso terapéutico de la cocaína y, no sin cierta imprudencia, la experimentó en su persona. No se convirtió en un toxicómano, pero causó algún que otro estropicio, como el de empujar a la adicción a su amigo Von Fleischl al tratar de curarlo de su morfinomanía, agravando, de hecho, su caso. En los círculos médicos se dejaron oír algunas críticas, y su reputación quedó un tanto ensombrecida.

Con su hija Sophie (1912)
En 1885 se le nombró Privatdozent de la Facultad de Medicina de Viena, en donde enseñó a lo largo de toda su carrera (primeramente neuropatología, y, tiempo después, psicoanálisis), aunque sin acceder a ninguna cátedra. La obtención de una beca para un viaje de estudios le llevó ese mismo año a París, en donde trabajó durante cuatro meses y medio en el servicio de neurología de la Salpêtrière bajo la dirección de Jean-Martin Charcot, por entonces el más importante neurólogo francés. Allí tuvo ocasión de observar las manifestaciones de la histeria y los efectos de la hipnosis y la sugestión en el tratamiento de la misma.
De regreso a Viena, contrajo matrimonio en septiembre de 1886, después de un largo noviazgo jalonado de rupturas y reconciliaciones como consecuencia, en especial, de los celos que sentía Freud hacia quienquiera que pudiese ser objeto del afecto de Martha (incluida su madre). En los diez años siguientes a la boda, el matrimonio tuvo seis hijos, tres niños y tres niñas, la menor de las cuales, Anna Freud, nacida en diciembre de 1895, habría de convertirse en psicoanalista infantil. Poco antes de casarse, Freud abrió una consulta privada como neuropatólogo, utilizando la electroterapia y la hipnosis para el tratamiento de las enfermedades nerviosas.
Hacia el psicoanálisis
Su amistad con Josef Breuer cristalizó, por entonces, en una colaboración más estrecha, que fructificaría finalmente en la creación del psicoanálisis, aunque al precio de que la relación entre ambos se rompiera. Entre 1880 y 1882, Breuer había tratado un caso de histeria (el de la paciente que luego sería mencionada como «Anna O.»); al interrumpir el tratamiento, habló a Freud de cómo los síntomas de la enferma (parálisis intermitente de las extremidades, así como trastornos del habla y la vista) desaparecían cuando ésta encontraba por sí misma, en estado hipnótico, el origen o la explicación. En 1886, luego de haber comprobado en París la operatividad de la hipnosis, Freud obligó a Breuer a hablarle de nuevo del caso y, venciendo su resistencia inicial, a consentir en la elaboración conjunta de un libro sobre la histeria.
Durante la gestación de esta obra (aparecida en 1895 con el título Estudios sobre la histeria), Freud esbozó sus primeras ideas sobre el psicoanálisis. Breuer participó hasta cierto punto en el desarrollo, aunque frenando el alcance de las especulaciones más tarde características de la doctrina freudiana y rehusando, finalmente, subscribir la creciente convicción de Freud acerca del papel desempeñado por la sexualidad en la etiología de los trastornos psíquicos.
En 1896, después de romper con Breuer de forma un tanto violenta, Freud empezó a transformar la metodología terapéutica que aquél había calificado de «catártica», basada en la hipnosis, en lo que él mismo denominó el método de «libre asociación». Trabajando solo, víctima del desprecio de los demás médicos, el tratamiento de sus pacientes le llevó a forjar los elementos esenciales de los conceptos psicoanalíticos de «inconsciente», «represión» y «transferencia». En 1899 apareció su famoso tratado La interpretación de los sueños, aunque con fecha de edición de 1900, y en 1905 se publicó Tres contribuciones a la teoría sexual, la segunda en importancia de sus obras. Estos dos fueron los únicos libros que Sigmund Freud revisó puntualmente en cada una de sus sucesivas ediciones.
Hasta 1905, y aunque por esa fecha sus teorías habían franqueado ya definitivamente el umbral de los comienzos y se hallaban sólidamente establecidas, contó con escasos discípulos. Pero en 1906 empezó a atraer más seguidores; el circulo de los que, ya desde 1902, se reunían algunas noches en su casa con el propósito de orientarse en el campo de la investigación psicoanalítica, fue ampliado y cambió incluso varias veces de composición, consolidándose así una sociedad psicoanalítica que en la primavera de 1908, por invitación de Carl Gustav Jung, celebró en Salzburgo el Primer Congreso Psicoanalítico.

Al año siguiente, Freud y Jung viajaron a Estados Unidos, invitados a pronunciar una serie de conferencias en la Universidad Clark de Worcester, Massachusetts, y comprobaron con sorpresa el entusiasmo que, mucho antes que en Europa, el pensamiento freudiano había suscitado en América. En 1910 se fundó en Nuremberg la Sociedad Internacional de Psicoanálisis, dirigida por Jung, quien conservó la presidencia hasta 1914. Ese año se vio obligado a dimitir como corolario de la ruptura propiciada en 1913 por el mismo Freud, al declarar improcedente la ampliación jungiana del concepto de «libido» más allá de su significación estrictamente sexual. En 1916 publicó Introducción al psicoanálisis.
En 1923 le fue diagnosticado un cáncer de mandíbula y hubo de someterse a la primera de una serie de intervenciones. Desde entonces y hasta su muerte en Londres el 23 de septiembre de 1939, estuvo siempre enfermo, aunque no decayó su enérgica actividad. Sus grandes contribuciones al diagnóstico del estado de la civilización datan de ese período: El porvenir de una ilusión (1927), El malestar en la cultura (1930), Moisés y el monoteísmo (1939). Ya con anterioridad, a través de obras entre las que destaca Tótem y tabú (1913), inspirada en el evolucionismo biológico de Charles Darwin y el evolucionismo antropológico y social de James George Frazer, había dado testimonio de hasta qué punto consideró que la importancia primordial del psicoanálisis, más allá de una eficacia terapéutica que siempre juzgó restringida, residía en su condición de instrumento para investigar los factores determinantes en el pensamiento y el comportamiento de los hombres.

Historia del psicoanálisis

Resultado de imagen para historia del psicoanalisisBreve historia del psicoanálisis

 Como todos sabemos Sigmund Freud fue el fundador del psicoanálisis y el enfoque psicodinámico de la psicología. Esta escuela de pensamiento hizo hincapié en la influencia de la mente inconsciente en el comportamiento. Freud creía que la mente humana se compone de tres elementos: el ello, el yo y el superyó. Teorías de Freud etapas psicosexuales, el inconsciente y simbolismo de los sueños siguen siendo un tema popular entre los psicólogos y laicos, a pesar de que su obra es vista con escepticismo por muchos hoy en día. Muchas de las observaciones y las teorías de Freud se basaban en casos clínicos y estudios de casos, por lo que sus resultados difíciles de generalizar a una población mayor. En cualquier caso, las teorías de Freud cambiaron la forma en que pensamos sobre el funcionamiento de la mente y el comportamiento humano, y dejaron una huella duradera en la psicologia y la cultura. Otro teórico asociado con el psicoanálisis es Erik Erikson. Erikson amplió las teorías de Freud e hizo hincapié en la importancia del crecimiento personal durante toda la vida. Formuló la teoría del desarrollo humano, las etapas psicosociales y la influencia de la cultura y la sociedad en la evolución de la personalidad.
El psicoanálisis ayuda a la gente a entenderse a sí mismos mediante la exploración de los impulsos que a menudo no reconocen porque están ocultos en el inconsciente. Hoy en día, el psicoanálisis abarca no sólo la terapia psicoanalítica, sino también el psicoanálisis aplicado (que aplica los principios psicoanalíticos de escenarios y situaciones del mundo real), así como neuropsicoanálisis (que aplica la neurociencia a temas psicoanalíticos tales como los sueños y la represión). Los enfoques tradicionales de Freud ya se han superado ampliamente, y los enfoques más modernos de la terapia psicoanalítica hacen hincapié en una visión sin prejuicios y más empática. De este modo, los clientes pueden sentirse seguros a medida que exploran sus sentimientos, deseos, recuerdos y los factores de estrés que pueden conducir a problemas psicológicos. La investigación también ha demostrado que el autoexamen utilizado en el proceso psicoanalítico puede ayudar a contribuir al crecimiento emocional a largo plazo.

Fechas claves para el psicoanálisis 

  • 1856 – Nace Sigmund Freud
  • 1886 – Freud empieza a ejercer como terapeuta
  • 1892 – Josef Breuer describe el caso de Anna O. Freud
  • 1895 – Nace Anna Freud
  • 1900 – Sigmund Freud publica su libro "La interpretación de los sueños".
  • 1896 – Sigmund Freud acuña el término psicoanálisis
  • 1907 – Se forma la Sociedad Psicoanalítica de Viena
  • 1908 – Se realiza el primer encuentro internacional entre psicoanalistas
  • 1909 – Freud realiza su primer y único viaje a los Estados Unidos
  • 1913 – Jung se separa de Freud y el psicoanálisis
  • 1936 – La Sociedad Psicoanalítica de Viena cambia de nombre y se convierte en la Asociación Psicoanalítica Internacional
  • 1939 – Sigmund Freud muere en Londres tras una larga enfermedad de cáncer de boca.

Principales figuras del psicoanálisis

 

¿Que es un psicoanalista?


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¿Un psicoanalista qué es? La primera respuesta es bastante sencilla: es un profesional que se ha formado en la corriente del psicoanálisis, uno de los paradigmas más influyentes en la historia de la psicología. Adoptar los postulados teóricos del psicoanálisis implica desarrollar determinados métodos. Así, cuando una persona acude a un psicoanalista en busca de ayuda, pasa por un psicoanálisis, igual que cuando acude a un terapeuta conductual puede pasar por una terapia cognitivo-conductual. Lo ideal es que el psicoanalista sea un profesional titulado de la salud mental, como un psicólogo o un psiquiatra, que posteriormente hayan recibido formación especializada. Sin embargo, en realidad profesionales de otros campos llegan a practicar el psicoanálisis.La formación de un psicoanalista a la luz de la ciencia actual es poco común, ya que implica que el propio terapeuta pase años siendo objeto de un psicoanálisis. En algunos países como Argentina sí existe formación oficial para los que deseen ser psicoanalistas, pero es algo cada vez menos común en otros lugares.


El psicoanálisis de Freud esta vivo!!!


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El psicoanálisis es una disciplina viva. Por más de un siglo, distintos pensadores y analistas continúan dialogando, cuestionando y reflexionando sobre las ideas freudianas, aportando sus propias perspectivas y experiencias. Los modelos de referencia epistemológicos evolucionan y se desarrollan distintos vértices de comprensión sobre la mente humana. Hoy, las teorías psicodinámicas conforman un vasto universo que enriquece las posibilidades de intervención clínica. Las contribuciones psicoanalíticas son un punto de interés para cualquier profesional dedicado al campo de la salud mental.
Uno de los aspectos fundamentales que el psicoanálisis contemporáneo aporta es la posibilidad de discriminar de manera refinada los aspectos patológicos y saludables del psiquismo. En el trabajo clínico, es necesario que el psicoterapeuta tenga la capacidad de observar y valorar los movimientos hacia el progreso o retroceso que el paciente presenta en cada sesión; no sólo se trata de ver cambios a mediano o largo plazo, sino de convertir el vínculo psicoterapéutico en un espacio de investigación meticulosa donde, minuto a minuto, sesión a sesión, se dé cuenta del dinamismo de la mente, en tanto que allí se despliegan las fuerzas que tienden hacia el desarrollo o el conflicto.
También, es importante contar con una clara concepción de progreso y salud mental. El psicoanálisis contemporáneo aborda temas que enriquecen la visión de las amplias gamas de funcionamiento mental: desde el abordaje de patologías no neuróticas y pacientes graves, que en los albores del movimiento psicoanalítico se pensaban inaccesibles al método, hasta nociones claras y puntuales que permiten comprender aquello presente en el desarrollo psicológico.
Por un lado, en la actualidad psicoanalítica se investiga y con mayor profundidad las áreas y organizaciones no neuróticas, donde los aspectos simbólicos deficitarios y las fallas en la estructuración subjetiva son centrales. Pero también, paradójicamente, este estudio conlleva propuestas que resultan sumamente útiles para entender con mayor nitidez la evolución de la mente. Así, por ejemplo, la investigación de Wilfred Bion sobre la psicosis y los grupos de supuesto básico condujo al desarrollo de su teoría sobre el pensamiento; en ella, la digestión de la verdad sobre sí mismo se convierte en un referente para comprender el progreso mental. A su vez, cuando se cuenta con un modelo de salud mental, resulta más sencillo observar la patología y las desviaciones o detenciones que suceden frente a éste.
Para el psicoanálisis, el desarrollo normal es un campo complejo, que necesita diferenciarse de los criterios de adaptación familiares o culturales. Lo que se pone en el centro de la observación es el crecimiento de la mente en sí. Para varios autores, los criterios estadísticos o normativos para definir la salud mental implican una postura fraudulenta, porque están muy lejos de poder dar cuenta de la responsabilidad psíquica personal y de la ética del mundo interno.
En el taller se abordarán varios de los ejes específicos que conforman el movimiento hacia el desarrollo y mostraremos cómo éste se sustenta en el vínculo analítico. Hablaremos de la diferencia fundamental que existe entre aprender de la experiencia versus aprender acerca de la experiencia. En el tratamiento analítico, la identificación con el método de exploración y las funciones de pensamiento del analista constituye, en gran medida, la base para el desarrollo gradual de la capacidad auto-analítica; es ahí donde la comprensión se transforma en una estructura de la personalidad (Meltzer, Vida onírica, p. 51).

Sigmund Freud

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